En ocasiones resulta
verdaderamente impresionante, recordar a
esos seres que hemos amado a lo largo del camino y hoy no están a nuestro lado,
pero con solo atraerlos a nuestra mente los sentimos muy cerca.
Cuando pensamos en ell@s
nos conectamos con las aventuras que vivimos a su lado, esos sinsabores que nos
separaron y esas maravillosas reconciliaciones.
Recordar es un
ejercicio al cual debemos darnos permiso de vez en cuando…siempre que sea para
activarnos emociones gratificantes… no obstante hay seres queridos que
recordamos y nos invade inmediatamente la tristeza, porque sentimos “un latigazo de
ausencia” y es allí cuando debemos enfocarnos en enumerar, todos aquellos
momentos maravillosos y enseñanzas, que nos regaló ese ser humano y hoy espera que estemos
fortalecid@s.
Cuando descubrimos
nuestro propósito en este camino, también nos convencemos que todos los días nos
encontramos con seres para enseñarles o aprender de ellos, es así pues, que valoramos
más aun a nuestros semejantes y a nosotros mism@s…
Recordemos con mucho
amor, a esos seres maravillosos que se
quedaron en alguna de las estaciones del camino y si nos regalaron amor, multipliquémoslo
por el mundo y si fue otro sentimiento que nos haya intoxicado emocionalmente, desechemos lo que no afecto
y pidamos a ese Dios maravilloso, que
minimice cualquier sentimiento de
venganza.
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