Valorar a todos aquellos que nos
acompañan en nuestra vida, nos permite vivenciar una gran enseñanza ya que nunca sabemos a través de quienes aprendemos a amar, a través de quienes aprendemos a perdonar,
a comprender, a no juzgar…no importa cuánto dure, ni que tan maravilloso sea, el tiempo de una
relación no condiciona nada, podemos
aprender un universo en pocos segundos y pasar toda una vida y no comprender ni
un instante.
Aunque muchas veces no entendemos las
circunstancias que nos toca vivir, las razones por las cuales nos cruzamos con
personas que muchas veces no deseamos, si
miramos de manera profunda cada momento, podremos darnos cuenta de la oportunidad para
transformarnos se nos presenta a cada minuto, si logramos salir del
atolladero de la alegría o de la tristeza del momento, de la impresión que nos
causó esa persona y ver la realidad, podremos reconocer, que cada situación nos deja una enseñanza
Existe una diferencia
muy marcada entre dejar huellas o dejar cicatrices. Las cicatrices son señales de
dolor, de heridas abiertas, de emociones que necesitamos limpiar y curar. Las
cicatrices son marcas que no elegimos tener y que nos recuerdan un dolor que se
podía haber evitado. Sin embargo, las huellas son marcas imborrables en la
piel y en la memoria, que
nos hacen rememorar momentos de amor, de aprendizaje y de crecimiento.
Los pequeños
detalles nos otorgan significado al sentido de la vida, lo cambian todo, hacen
de lo diario lo importante. Así, no se hace tan necesario lo que nos dan como la forma de
darlo. Digamos que, si te abrazan, logran recomponer tus partes rotas, te
enseñan a vivir y a revivir tu interior. Las personas
especiales no esperan que las cosas sucedan, hacen lo que desean y persiguen lo
que quieren hasta que lo consiguen, por eso, un
alma gemela es una especie de salvavidas… Llegan por
casualidad, o tal vez de manera intencionada, y te cambian para siempre. Te
abren los ojos, te hacen ver, lo que puede llegar a doler y lo que tiene un significado
maravilloso.
Sin embargo, con ellos al lado, nada
duele tanto. Porque las personas que dejan huellas no ocasionan daños
permanentes, no se dedican a marcarte Y, aunque pongan tu vida patas arriba y
eso aveces te incomode, si
pones en tu diccionario la palabra suerte, aparecerán esos seres maravillosos
que te envolvieron de huellas aleccionadoras.