Ciertamente hay ocasiones donde sientes que ya no tienes
fuerzas para seguir, entras en la disyuntiva de quedarte paralizado o continuar.
Comienzas a sentirte disminuido, a pedir ayuda sin que alguien te escuche…
necesitas un abrazo de oso por varios minutos.
Sientes que estas envuelt@ en una sensación
que te embarga por infinitos motivos, que te apaga y te obliga a mirar hacia tu
propia introspección en busca de explicaciones y razones. Es allí cuando te das
cuenta, que son las grandes tormentas
las que hacen crecer las raíces de los árboles.
En este momento donde se entrecruzan diferentes
emociones en ti, cuando necesitas aflorar ese cumulo de sentimientos
encontrados y dar paso al llanto como
mecanismo de defensa… Es en ese momento precisamente donde no hay remedio más alentador que un “Café con
Leche para el Alma” por supuesto aplicándole
una moderada cantidad de azúcar, ya que la pérdida del gusto por lo dulce, es
un hecho curioso cuando atraviesas por procesos de tristeza,
Estos procesos emocionales, hacen que el
cerebro deje de recibir en la misma intensidad la sensación del dulce, disminuye el número de
receptores de la lengua y las personas no captan del todo el sabor, por lo que tomarte un café dulce, te dará una sensación de placer.
Cuando sientas que el camino está concluyendo,
tu vida se torna un poco complicada y las fuerzas están minimizadas, un café es
el medicamento ideal para sanar cualquier baja emocional que tengas, por supuesto,
compartido con una buena compañía, con ese amig@ de la vida, con esa persona
que te ofrece palabras de ánimo y que su optimismo te contagia.
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