Escuchar a alguien decir “no he encontrado a mi media naranja” me
resulta muchas veces inexplicable, ya que no debemos partir de la premisa que
somos “La mitad de algo”….Tal como lo menciona la declaración de Virginia Satir
“Somos seres únicos e irrepetibles” somos seres en esencia íntegros y no
mutilados…
Si partimos del absurdo que somos una mitad,
siempre estaremos en la búsqueda de esa otra parte que nos hace falta, que no
nos permite avanzar y nuestro duelo va a permanecer en nosotros hasta el último
día de nuestras vidas, ya que no existe en el planeta un ser biológica y
emocionalmente idéntico a nosotros..
Podemos encontrar personas que tengan
semejanzas con nosotros, pero no idénticos… Ir por
la vida buscando la media naranja nos puede provocar una gran ansiedad, ya que
estaremos preguntándonos de manera reiterativa: "¿Y si no me doy cuenta que
la persona que tengo al lado es mi media naranja? ¿Conseguiré o no a mi media
naranja? ¿Y si continúo con esta relación que me hace disfrutar mucho, pero que no es perfecta y dejo escapar la
oportunidad de conocer mi media naranja?...
y así pasaran los años y continuaremos buscando nuestra otra mitad.
Por mucho que nos cueste asumirlo, el hecho que
dos personas estén juntas es fruto de sus capacidades para ser felices, de sus
habilidades, de sus esfuerzos, de su paciencia y de su inteligencia emocional. Amar
a una persona, entre otras cosas, es también una decisión que implica estar
preparado para enfrentar y solventar, cada una de las circunstancias que depare
la relación.
Las personas felices, son felices
independientemente si tienen pareja o no, debemos internalizar que somos seres
íntegros y tenemos la capacidad para superarnos, sin que ello amerite encontrar una mitad. De
hecho, para que una pareja funcione necesita que sus dos miembros sean personas
completas, independientes y emocionalmente san@s. Una pareja feliz está
compuesta por dos personas que deciden estar unidas, no porque les falte la mitad, sino porque desean compartir
su vida y su felicidad, sus alegrías y sus tristezas…
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