¿Cuántas veces has sentido la necesidad de
tener un megáfono, para contarle al
mundo lo que sientes que te esta asfixiando?
Esa necesidad se nos activa en muchos momentos de nuestra vida, pero es importante dosificarla, ya que de lo
contrario recorrerás el camino como un buzón abierto, donde tus historias
buenas y no tan buenas serán conocidas muchas veces por personas que no merecen
enterarse.
Tener el control de nuestras emociones, nos permite equilibrarnos y actuar de manera
coherente, ecuación súper importante para avanzar sin tropiezos, que nos puedan acarrear consecuencias
negativas.
En ocasiones si estamos enojados con A,
tendemos a contárselo a B, C y D y eso conlleva a potenciar nuestra frustración,
a hacernos sentir disminuidos y en ocasiones no encontramos la solución cónsona
que deseamos.
Actualmente sucede con el “uso inadecuado de
las redes sociales” la cual es la plataforma perfecta para revelar el estado de
ánimo, ya que a través de éstas, expresamos con dibujos, frases o caritas lo bien o mal que nos
sentimos. Si bien es cierto que los seres humanos buscamos ser reconocidos y
estimulados, también debemos aceptar que en ocasiones estas conductas se
vuelven obsesivas y es entonces cuando estaríamos hablando de una necesidad “poco
saludable” ya que se tiende a buscar de manera reiterativa en el exterior,
lo que no se encuentra en el interior.
Analiza tu realidad, visualiza si es
conveniente o no revelarle al mundo lo que te sucede o más bien decodificar la situación
y buscar salidas cónsonas, donde tú seas
el protagonista de la solución.
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