Literalmente el Silencio, es la ausencia total de
sonido, sin embargo, esto no significa que no nos estemos comunicando con el
mundo exterior y con nosotros mismos. El silencio es una herramienta
fundamental para realizar pausas reflexivas que nos sirven para tener más
claridad de nuestras acciones.
Generalmente, el silencio nos permite
enfocarnos en lo que deseamos y valorar de manera reflexiva nuestra
comunicación con el entorno. Recientemente investigaciones científicas revelan,
que
dos horas de silencio por día permite que se desarrollen nuevas células en el
hipocampo. El hipocampo es una región del cerebro asociada con la memoria, las
emociones y el aprendizaje. El crecimiento de estas nuevas células en el
cerebro no se traduce necesariamente en beneficios tangibles para la salud. Sin
embargo, algunos investigadores afirman que las células encontradas resultaron ser neuronas funcionales.
Antagónicamente
se ha comprobado que el ruido puede tener un efecto físico pronunciado sobre el
cerebro que resulta en niveles elevados de hormonas de estrés. Las ondas
sonoras llegan al cerebro como señales eléctricas a través del oído. El cuerpo
reacciona a estas señales, incluso si estamos durmiendo. Se cree que la
amígdala, que se asocia con la formación de memoria y las emociones, se
activa provocando una liberación de hormonas de estrés. Si vivimos en ambientes ruidosos, constantemente estaremos
propensos a experimentar niveles crónicamente elevados de hormonas de estrés,
que nos afectan notoriamente.
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